Entre correos y juntas… ¡Ya me urge que sea viernes!

Hay días en los que no sabes si ya es miércoles o todavía es lunes. Tienes la taza de café en la mano, mil pendientes en la cabeza y el cuerpo en automático. Contestaste cinco correos mientras estabas en junta y aun así, sientes que no avanzaste. Suena familiar, ¿Verdad?

No es que seas floja, desorganizada o poco profesional. Es que estás agotada. Mental, emocional y físicamente. Lo que estás viviendo podría tener nombre: burnout laboral.

Pero… ¿Qué es exactamente el burnout? Es más que sólo estar cansad@. El burnout es una respuesta prolongada al estrés crónico del trabajo. Se manifiesta como agotamiento extremo, despersonalización (cuando sientes que ya no conectas con tu trabajo ni con las personas que lo rodean) y una sensación de ineficacia constante. Y lo peor: muchas veces lo normalizamos. Pensamos que es parte de ser adulto. Que “Así es tener responsabilidades”. Que “por eso nos pagan”.

Señales que podrías estar ignorando:

  • Sientes que necesitas al menos tres cafés para arrancar el día.
  • Te cuesta trabajo concentrarte, incluso en tareas simples.
  • Todo te molesta: los chats del trabajo, los correos con copia a medio mundo, las juntas que pudieron ser un mail.
  • Llegas a casa y no tienes energía para nada, ni para lo que sí disfrutas.
  • Empiezas a tener problemas para dormir, dolores de cabeza o molestias estomacales frecuentes.
  • El domingo por la tarde ya estás ansiosa sólo de pensar en el lunes.

¿Te identificaste? No eres la única. Cada vez más personas están experimentando burnout, especialmente en entornos donde la desconexión es casi imposible. El home office, la multitarea y la presión de ser “productivos” todo el tiempo han hecho que confundamos compromiso con desgaste.

¿Y qué puedo hacer? Primero, reconocerlo. Decirte “Ya no puedo más” no es debilidad, es honestidad. Después, dar pasos pequeños pero firmes para recuperar tu bienestar:

  • Pon límites claros. No respondas correos fuera de tu horario si no es urgente.
  • Desconéctate de verdad. Una pausa activa, salir a caminar sin el celular o simplemente cerrar los ojos y respirar, puede ayudarte más que quedarte pegada frente a la pantalla.
  • Habla de lo que sientes. Con amigos, con tu jefe, con un profesional. El silencio sólo hace que se acumule más peso.
  • Cuida tu cuerpo. Dormir bien, comer mejor y movernos es más terapéutico de lo que parece.
  • Busca ayuda profesional si lo necesitas. En VRIM Connect puedes acceder a orientación psicológica o emocional con especialistas que te escuchan sin juzgar.

No esperes al viernes para sentirte mejor.

La vida no debería doler de lunes a jueves. Si algo dentro de ti lleva tiempo gritando “Ya no puedo”, escúchalo. Tu salud emocional no es un lujo, es una necesidad. Y aunque tu trabajo sea importante, recuerda que tú lo eres mucho más.

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