Hoy la belleza parece tener una receta: labios más gruesos, cejas marcadas, nariz afinada y piel sin arrugas. Y aunque cada uno es libre de elegir cómo verse y sentirse bien con su cuerpo, también vale la pena detenernos a pensar:
¿Lo hago por mí, o por pertenecer a un molde que alguien más creó?
Las redes sociales han cambiado la forma en que nos vemos y nos comparamos. Filtros, retoques y rostros “perfectos” nos hacen creer que hay algo mal con lo natural. De pronto, una línea de expresión parece un defecto. Unas ojeras, una urgencia estética.
Y ahí es donde muchas veces empiezan las decisiones apresuradas:
Botox sin seguimiento, rellenos faciales en lugares no certificados, cirugías que prometen resultados milagrosos… pero sin hablar de los riesgos, del mantenimiento o del impacto emocional que esto puede tener.
Antes de hacerte “algo”, pregúntate:
- ¿Esto nace de un deseo auténtico o de una comparación constante?
- ¿Lo haría, aunque nadie me viera?
- ¿He consultado a un profesional médico, o sólo sigo una tendencia de TikTok?
- ¿Cómo me siento conmigo misma cuando no me arreglo o maquillo?
No se trata de estar en contra de los procedimientos estéticos. Se trata de elegir desde la conciencia y no desde la inseguridad. Porque hay una línea muy delgada entre cuidarte y exigirte cambiar todo el tiempo.
Y sí, a veces también necesitamos hablarlo: con alguien que no te juzgue, que no te diga “estás exagerando” o “así estás bien”. A veces lo que más se necesita es validación, información y acompañamiento.
La belleza no debería doler , ni física, ni emocionalmente.
Y si vas a transformar algo en ti, que sea con amor, con conciencia y con acompañamiento profesional.
Porque sí, cambiar algo de tu cuerpo puede darte seguridad, pero también es importante que tu bienestar emocional crezca al mismo ritmo que los resultados externos.
💬 En VRIM Connect puedes hablar con un médico, dermatólogo o psicólogo para tomar decisiones informadas y alineadas contigo.
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Sentirte bien contigo misma también es salud. Y aquí estamos para acompañarte.
