
No es que no quisiéramos cuidarnos, es que nadie nos enseñó cómo. Porque durante años escuchamos frases como “Échale sal, si no, no sabe a nada”, “Una carnita asada no hace daño” o “De algo me he de morir”. Y cuando el diagnóstico llega, ya es tarde para prevenir, pero no para transformar.
La hipertensión no avisa, pero deja huella. Es silenciosa, persistente y, muchas veces, heredada. La mayoría no sabe que la tiene hasta que un chequeo rutinario lanza la alerta. Y ahí comienza el cambio… no porque queramos, sino porque ya no hay opción.
Pero, ¿qué significa vivir con hipertensión en un país como México, donde el afecto se sirve en forma de tacos, garnachas y consomé? Significa aprender a soltar ciertas costumbres sin soltar lo que somos. Significa dejar de ver la salud como castigo y empezar a verla como posibilidad de cambio.

Comer con conciencia, sin dejar de disfrutar.
No se trata de comer sin sabor. Se trata de redescubrir lo que le hace bien a tu cuerpo. Y sí, eso implica cuestionar lo aprendido.
Tal vez tengas que decirle adiós a la sal de grano sobre los elotes, al refresco con las comidas, a ese caldo de res que “Cura todo”. Y sí, duele porque está ligado a los recuerdos, a los domingos en familia, a las fiestas de pueblo, pero también puedes aprender a cocinar diferente, a saborear especias que nunca habías probado, a redescubrir los vegetales, los calditos bajos en sodio, el agua de jamaica sin azúcar. Tu paladar también puede cambiar. Y cuando lo hace, lo hace para darte más años y mejor calidad de vida.
¿Tarde para cuidarme? Nunca.
Quizá llegaste a este punto después de años de desvelo, estrés, mala alimentación y cero chequeos. Pero eso no significa que tu cuerpo no te escuche ahora. Al contrario: está esperando que tomes las riendas.
Cambiar tus hábitos no tiene que ser un camino solitario ni extremo. Puedes hacerlo paso a paso: caminatas cortas, aprender a leer etiquetas, agendar consultas médicas de seguimiento, y sí, permitirte también un gusto de vez en cuando sin que se vuelva el centro de tu dieta.
No estás fallando si no eres perfecto. Estás avanzando si decides cuidarte.
En VRIM Connect sabemos que no es fácil. Que implica sacrificios, dudas, y a veces, cansancio. Con nosotros puedes recibir asesoría médica, orientación nutricional y apoyo emocional desde tu celular. Haz las paces con tu salud. Vive sabroso, pero con conciencia.